Estas piezas son parte de una serie que, desde la
estética de la abstracción, invitan a ensimismarse
en la dimensión sensible del territorio. El muro
como frontera entre dos geografías, una interna de
carácter emocional y otra externa, cuya naturaleza
permanece en el misterio porque corresponde a la
existencia multívoca e impredecible de los otros.
El uso del textil alude a la piel propia, al ser
un material que por sí mismo remite a las fibras
que conforman a nuestro cuerpo, siendo éste
nuestro primer territorio. Un territorio que
visto desde Latinoamérica surge de una herencia
esclavista, patriarcal y violentada, que se ve
representada como lucha, resistencia,
reconstrucción y resiliencia; conceptos análogos
a los procesos del textil, tales como la costura,
los parches, los remiendos.